Cuando hablamos de emociones quizás sería más útil reconocer que todas y cada una de estas tienen una razón de ser, en lugar de clasificarlas como buenas o malas. Al reconocerlas, nos permitimos sentirlas y nos hacemos conscientes de su existencia, pero sobre todo, nos damos cuenta de que por alguna motivo se están manifestando en nuestro ser, pues seguramente buscan resolver una necesidad.
Lo cierto es que hay emociones que son más agradables que otras y que, dependiendo de la historia y experiencia personal, cada quien las siente de diferente manera y con distinto nivel de intensidad. ¿Pero como podemos encausar en forma sana las emociones, en especial aquellas que no son tan agradables? Bueno pues, existen maneras de regularlas, de tal manera que podamos obtener lo mejor de cada experiencia.
Primero que nada, cuando una situación desagradable nos toma por sorpresa lo mejor que podemos hacer es apoyarnos y concentrarnos en nuestra respiración, que es la base de la vida. Si nos centramos en el proceso de inhalar y exhalar, poco a poco, las sensaciones corporales se van irán asentando hasta lograr que el cuerpo regrese a su estado normal. Respirar, también nos permitirá tomarnos un momento para evitar reaccionar de manera inmediata y tomar decisiones precipitadas.
Hablarnos a nosotros mismos desde nuestro interior y reconocer que no nos sentimos bien sería un siguiente paso. Esta acción nos ayudará a ser empáticos con nuestro estado emocional y evitará que juzguemos la manera en que nos estamos sintiendo. Imaginar o visualizar la mejor forma de lidiar con la situación, pero sobre todo la mejor versión de nosotros mismos ante el hecho que estamos enfrentando, nos permitirá anclar estados emocionales positivos.
Finalmente, practicar, practicar y practicar las recomendaciones anteriores, es decir, llevarlas a la acción sería el último escalón para que con el paso del tiempo resulten en un hábito saludable. Recordemos que, toda emoción nos brinda un mensaje específico que busca resolver una necesidad, no darles su espacio sería aplazar algo que seguramente requiere ser resuelto aquí y ahora.