Mamá, ¿qué es el sexo?
Hablar de sexualidad con los hijos es brindarles confianza y seguridad para un desarrollo integro.
Mamá, ¿qué es el sexo?
Hablar de sexualidad con los hijos, especialmente cuando comienzan a preguntar acerca de ésta, puede llegar a ser un tema difícil e inclusive bochornoso de manejar. Seguramente como padres, madres y/o tutores nos cuestionamos de qué manera y en qué momento es adecuado hacerlo y cómo responder a sus dudas.
Lo primero que debemos considerar es que la sexualidad es una función más del ser humano, que no se limita únicamente al acto sexual, a ciertas partes del cuerpo o a una determinada etapa de la vida, sino que por el contrario es un aspecto siempre presente, que influye en nuestra manera de sentir, pensar y relacionarnos con el mundo.
Por lo tanto, entre más pronto reconozcamos que el sexo es un aspecto natural de las personas y la integremos como parte de la vida cotidiana y de la educación familiar, más herramientas podremos brindar a los chicos para que experimenten una sexualidad sana, responsable y satisfactoria, sin tener que cargar sentimientos de culpa y vergüenza que muchas veces como adultos acarreamos y les heredamos debido a la falta de información y orientación que, la mayoría de nosotros, careció durante la niñez y juventud.
Al mencionar en el párrafo anterior, “que los chicos experimenten su sexualidad”, me refiero a la importancia de que descubran su cuerpo y lo auto exploren en forma privada y segura, que se sientan contentos de aquello que los hace únicos y los diferencia de los otros, que identifiquen lo que los hace sentir bien o no, ya que esto les permitirá ser más asertivos al momento de tomar decisiones en un futuro, así como a aceptar o rechazar circunstancias desde una posición mucho más segura, evitando traicionarse a sí mismos y a actuar por presión.
En un mundo en el que niños y jóvenes tienen acceso a tanta información es necesario cambiar paradigmas y darnos cuenta de que entre más confianza generemos en ellos, más oportunidad tendrán de prevenir consecuencias, tomar decisiones responsables y de pedir apoyo cuando lo necesiten, en vez de orillarlos a que resuelvan sus dudas con amigos o personas que no se encuentran preparadas para guiarlos correctamente, debido a que la sexualidad pudiera ser un tema prohibido en casa.
Comencemos por nombrar a las cosas como son, evitemos los juicios y las etiquetas que generan mensajes confusos y de poca claridad en los niños y jóvenes, que más allá de orientarlos, reprimen su espontaneidad en su manera de expresarse y de relacionarse con su entorno. Hagamos de la sexualidad un tema accesible y abierto, logrando así que los chicos la comprendan, acepten e integren en forma natural como parte de su ser.